El próximo viernes día 29 de febrero se celebran las marzas en los pueblos de Cantabria, aunque esta tradición ha perdido parte de su esencia, en gran medida debido al despoblamiento y envejecimiento de nuestro medio rural. En la actualidad se mantiene viva la tradición gracias al buen hacer de rondas, coros y escuelas de folclore que salen a cantar las marzas en municipios como Torrelavega, Polanco, Piélagos, Valle de Soba, Camargo, Ampuero, Los Corrales de Buelna, Suances, … con mención especial de Reinosa, donde se celebra desde hace más de treinta años el único concurso de marzas de nuestra región. Este se regula por unas bases que obligan a las rondas participantes a estar integradas, como mínimo, por siete mozos ataviados típicamente. Cada ronda debe de interpretar las tradicionales canciones de “Marzo florido”, “Los Sacramentos de amor” así como una tercera canción libre, de estilo campurriano.
Yo era un crío cuando las canté por primera vez en el pueblo de Lantueno donde por aquel entonces vivía. Al escribir este artículo me han venido a la memoria muchos recuerdos de una manera fotográfica de aquella noche. Recuerdo que era el más pequeño de todos (7 años) y que mi padre hizo el farol, el cual llevé con gran orgullo y con muchas fatigas; de cómo recorrimos todo el pueblo cantando y recogiendo lo que nos daban y también de la cena que se hizo unos días después con todos los mozos/as.
Una segunda vez fue en Matamorosa, ya adolescente, con el fin de recaudar dinero para el viaje de fin de curso
Pero, ¿qué son las marzas ?
La palabra de las Marzas proviene del latín Kalendae Martiae y tiene una tradición de siglos, probablemente incluso anterior a la llegada de los romanos a la península. Se celebra la próxima llegada de la primavera en marzo.
La tradición dice que al anochecer los mozos solteros recorrían una por una todas las casas de los vecinos, en especial donde había mozas casaderas, pidiendo el aguinaldo a cambio de los cantos que entonaban. Lo primero que hacían era pedir permiso, comunicándolo oralmente al alcalde, al cura y al maestro del lugar. Una vez obtenido, los marzantes encabezados por el mozo soltero más viejo, el farolero y el bolsero, abrían la ronda a base de grandes voces que alertaban a los vecinos para que no se fueran a la cama antes de tiempo. Al llegar a una casa, cuando el dueño abría la puerta, se preguntaba: "¿cantamos, rezamos o nos vamos?" por si en la casa había un enfermo grave o luto reciente. A cambio de sus cantos, los marzantes recibían el “dao” o limosna, donativo en especies (bebida, chorizo, manteca, tocino, morcillas, lomo, cecina, pan, castañas, nueces, huevos, patatas...) o en metálico que la familia de la casa daba a los mozos. Si los dueños habían sido generosos, se les daba el "buen dao" a base de vivas al vecino donante. Sin embargo, los más tacaños recibían las marzas "rutonas", dándoles una cencerrada con los campanos que llevaban.
Otra fase de las marzas consistía en el recuento que hacía el mozo viejo y el bolsero, en presencia de la totalidad de la cuadrilla de mozos, del dinero y de los distintos productos alimenticios, con los cuales iban a preparar la comida de las marzas o "parranda, sobremarzas". En algunas zonas, una parte del dinero (los seis cuartos) se reservaba para la compra de las velas del Santísimo, que eran llevadas por los mozos, previamente sorteados entre los de la cuadrilla de marzantes, en la procesión del jueves de Semana Santa en honor al Santísimo.
La última fase de las marzas eran las “sobremarzas” o comida festiva que se solía celebrar el domingo siguiente al día en que se pedían. A la comida estaban invitados los niños del pueblo y las mozas; o más exactamente, aquellas mozas en cuyas casas se había “cumplido" con los marzantes. En algunos pueblos acudían como invitados, el alcalde, el maestro, el cura, y los mozos que se hayan casado desde las últimas marzas en adelante; en ciertos pueblos, también asistía "un matrimonio de respeto”. Para la ocasión se solían encargar, dependiendo del número de asistentes, uno o varios corderos.
Finalizada la comida, el mozo viejo depositario del dinero, hacía un último recuento público del mismo, rindiendo cuentas, colocándolo encima de la mesa. Se calculaban los gastos habidos y una vez separada la limosna para la iglesia, se establecía la diferencia entre lo recaudado y lo gastado. Si existía déficit, se completaba mediante la aportación igualitaria de los marceros, y si sobraba, pasaba a engrosar las arcas de la Sociedad de Mozos, para su empleo en otras ocasiones.
A continuación se organizaba el baile en un sitio adecuado para ello (portal grande, colgadizo o corralada), que solía amenizarse con panderetas y otros instrumentos improvisados como cacharros de cocina.
Una manera de comenzar las marzas es:
"Ni es de cortesía, ni es de obediencia,
En casa de nobles, cantar sin licencia.
Si nos da licencia, señor cantaremos
Con mucha prudencia, las marzas diremos."
Esto se canta para pedir permiso y poder cantar si te lo dan.
"Por la gente que aquí mora, que venimos a deshora pidiendo los marceros.
¿Cantamos, rezamos o nos vamos?"
Si se pide a los marceros que canten, cantarán:
"Marzo florido, seas bienvenido.
Con el mucho pan, con el poco vino.
Traemos un burro, cargado de aceite,
Para freir los huevos que nos de la gente.
Si nos dan chorizo, den la vuelta entera,
No se corte un dedo, por una friolera."
Después de esto se pueden cantar Los Sacramentos. Antes se cantaban en las casas donde había mozas escuchando.
"Los sacramentos de amor, niña te vengo a cantar,
a la puerta de tu casa, si los quieres escuchar.
El primero es el bautismo, ya se que estás bautizada,
que te bautizó el cura, para ser buena cristiana.
El segundo es confirmación, ya se que estás confirmada,
que te confirmó el obispo, para ser mi enamorada.
El tercero es penitencia, la que me echaron a mí,
el andar contigo a solas, no lo puedo resistir..."
Así se cantan hasta 7 sacramentos.
Para la realización de este artículo me he basado en:
Cuadernos de Campoo nº 3, Diario Montañés (diversos artículos), www.cantabriajoven.com/soba/marzas/marzas.html
¡QUE LAS DISFRUTEIS!
1 comentario:
Se agradece cualquier referencia, artículo o recuerdo a esta tradición tan nuestra que debemos velar por preservar.Hoy, afortunadamente, están en auge y más de aquí en adelante ya que el gobierno las ha considerado Bien de Interés Cultural inmaterial.
Los de Polanco, hemos cumplido 25 años consecutivos haciendo la ronda y estamos orgullosos por ello.
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